viernes, 30 de septiembre de 2011

garabato 8


qué arduo pensar que toda pretendida liberación moral más allá de las convencionales rebeldías puntuales está abocada al más estrepitoso fracaso en el momento en que también ella puede convertirse en convención y norma

miércoles, 28 de septiembre de 2011

vamos del miedo a la mierda

Los mercados tienen miedo. Los mercados, esos especuladores que han convertido el mundo en un casino, están nerviosos. Temen no poder ganar más y más, y les importa poco el sacrificio que se ofrece en su nombre. A diferencia de los dioses griegos, que se contentaban con una hecatombe (o sea, con el sacrificio de cien bueyes), a los nuevos dioses ni siquiera les contenta una hecatombe (en el sentido actual de catástrofe humana) social: son impasibles a la desigualdad o a la injusticia. No es que no tengan “corazón”, sencillamente no tienen ojos para lo que no da dinero. No ven más allá de sus ganancias, sus anteojeras. Su miedo es como el del mulo que pisotea todo cuanto queda fuera de su campo de visión.

Lo peor de todo es que su miedo es contagioso: los bancos y las instituciones financieras ya están hace tiempo contagiados por ese miedo. Y tras ellos las empresas y los gobiernos. Es por miedo que aquéllos dan órdenes (recomendaciones, dicen) y éstos sacan las tijeras. Es por miedo que ahora se considera un gasto lo que sigue siendo un derecho: el acceso igualitario a la salud, la educación, el transporte, la cultura, etc., algo que sólo puede garantizar el servicio público de calidad. Es por miedo que quieren privatizar todo lo privatizable y convertir nuestros derechos en negocio. Por miedo a no ganar todo lo posible. Y cualquier cosa es una fuente posible de ganancia. Imaginad: dentro de unos años, si todavía podemos viajar a Atenas, encontraremos que la Acrópolis pertenece a Goldman Sachs o a cualquier banco alemán, pues a este paso el estado griego va a tener que vender su propio patrimonio. ¿Suena a boutade o a exageración? A mí no me lo parece. Se empieza por aplicar un ERE a los funcionarios públicos, como si fuesen empleados de una multinacional, y se sigue por vender la riqueza material e inmaterial de un país, cualquier cosa con tal de aplacar los miedos. Pero el miedo de los mercados parece no tener límites, se retroalimenta en tanto que es motor de lucro: ¿cómo poner fin a ese miedo, real o fingido, que da tan buenos frutos?

Todos tienen miedo: los mercados, los bancos, los organismos financieros, los gobiernos nacionales y regionales, la oposición, los medios de comunicación de miedos. Y ese que tienes enfrente, y acaso tú mismo, y yo tantas veces, tenemos miedo a quedarnos sin nada, por poco que tengamos. Y poco a poco el miedo que nos van inoculando como un veneno nos vuelve desconfiados y apáticos, nos enroscamos en nuestra concha precaria. Como el ratón paralizado ante la serpiente, pensamos que es inevitable, que ellos son los que mandan, que no podemos nada contra su voracidad. Y por miedo a perder nuestro dinero perderemos nuestros derechos. Y así, de miedo en miedo, nos iremos todos a la mierda.

lunes, 19 de septiembre de 2011

certi angoli segreti



existen
lo voy sabiendo
ciertos ángulos secretos
donde los dedos pulsan el centro
lugares donde el ojo se ciega de ceniza
y alcanza en la ceguera el vértigo de las visiones
espacios fragmentarios como esquirlas o espejos rotos
ruido de fondo como ecos de la historia no narrada existen
vértices de ruina ocultos bajo la fina cáscara del oro
capaces de contener toda la derrota del mundo
el rumor tenaz de cuanto pudo ser y no fue
reversos del presente a cada paso
ciertos ángulos secretos
lo voy sabiendo
existen

domingo, 18 de septiembre de 2011

martes, 13 de septiembre de 2011

noboda

Tras tantos años de convivencia, decidieron nocasarse. Alquilaron un local y organizaron una cena de noboda, a la que invitaron a todos los amigos y a algún familiar. Los convidados acudieron vestidos de rigurosa etiqueta: en unos se leía claramente “Lavar en frío y del revés”, en otros se indicaba talla y precio, o “made in China”. Bailaron, ebrios de zumo de papaya, al son de un impromptus dodecafónico. De aquella ceremonia no dimanó documento alguno en el registro de parejas nocasadas.

jueves, 8 de septiembre de 2011

decidir

Hablando del civismo y la rebeldía firme de Islandia ante las directrices del FMI y otras instituciones garantes del sistema, el escritor e historiador portugués Rui Tavares cita una frase de Platón que se lee en numerosos escaparates de librerías de la isla nórdica: "El castigo por no querer participar en la política es acabar gobernado por personas peores que tú".

Somos cada vez más los que pensamos que tenemos no sólo el derecho, sino el deber de decidir sobre los asuntos que nos atañen a todas y todos. Por ese derecho es por lo primero que deberíamos luchar, y eso implica despojar a la clase política de su condición de casta privilegiada y "representativa". Para alcanzar la democracia real es preciso borrar la impronta pesada de este feudalismo posmoderno que constituye la espina dorsal de nuestros sistemas.

O nos acercamos a esa capacidad de decisión, o nos lo roban todo. Están en plena tarea de derribo. La desigualdad que se avecina da pavor. Si no nos queda espacio para la decisión, ¿dónde acabaremos refugiándonos, si es que queda lugar para la huida?

lunes, 5 de septiembre de 2011

garabato 6


que todo es puro y simple azar y que estamos aquí por los pelos o tal vez habría que decir que estamos aquí por las uñas pues el azar es un viejo de uñas largas con las que araña la piel del tiempo y del mundo